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Durante el siglo XX, el desarrollo de la lingüística estuvo altamente dominado por el enfoque formal de análisis de la lengua. Por un lado, el modelo estructuralista impulsado por Saussure (1916) planteaba que el objeto de estudio de esta disciplina debía reducirse al sistema lingüístico, y en concreto, al signo. Por otro lado, el generativismo (Chomsky, 1957) a pesar de poner en debate la importancia del cerebro y del sistema cognitivo al momento de hablar del lenguaje, continuó con la tradición formalista en tanto ignoraba los aspectos sociales del lenguaje al momento del análisis.
No obstante, durante la década de los setenta existió el llamado vuelco funcionalista, en el que se promueve una visión interdisciplinar de la lingüística, sobre todo con ciencias sociales como la sociología y la antropología (Morín Rodríguez, 2009). De esta forma, la relación entre el lenguaje y la sociedad se convierte en el foco de las investigaciones, dando paso a estudios relacionados con la variación y el cambio lingüístico.
Hoy en día, tal como menciona Morín Rodríguez (2009), la lingüística se aleja cada vez más del análisis del sistema para enfocarse en el reconocimiento del aspecto funcional y comunicativo de la lengua. Asimismo, se suman los enfoques cada vez más interdisciplinarios y centrados en el monitoreo de la información contextual en los estudios sobre ciencias cognitivas (Engel, Friston y Kragic, 2022) que han dado a luz a estudios lingüísticos cada vez más diversos y complejos. En este contexto, es inevitable visibilizar la necesidad de incorporar enfoques multidimensionales respecto al lenguaje, y fortalecer vínculos con otras áreas de conocimiento como lo son la psicología, la filosofía, las ciencias cognitivas y la antropología. A este respecto, Halliday (1977) destaca que la imagen que tenemos del lenguaje es también parte de la imagen que tenemos del mundo, puesto que desde que nacemos nos encontramos insertos en actos de significación. Tal como indica Parodi (2008), dedicarse a los estudios del lenguaje en la actualidad impone sobre el investigador la necesidad de conocer en profundidad las problemáticas que rodean la lengua, tales como su evolución, su asentamiento biológico, su relación con la cognición humana, la influencia del contexto sociocultural, el modo de enseñanza de esta y su implementación en las nuevas tecnologías. En suma, “Lo que ha acontecido en estos últimos años […] es justamente el enriquecimiento y complejización progresiva de los objetos de estudio, que se operacionalizan desde concepciones teóricas diversas” (Parodi, 2008, p. 142).
Con la realización de este congreso se aspira a estrechar la relación entre la lingüística y disciplinas como filosofía, sociología, historia, pedagogía y ciencias cognitivas. Se busca impulsar el diálogo entre estas disciplinas, valorizando los estudios del lenguaje en el contexto de problemáticas contemporáneas. Simultáneamente, se pretende visibilizar el trabajo investigativo de estudiantes, consolidando la prominencia de la lingüística en el ámbito académico. Finalmente, este proyecto se posiciona como una instancia de divulgación científica, destacando investigaciones de expertos en las áreas mencionadas, lo cual, esperamos, contribuirá al debate colectivo y promoverá la construcción de conocimiento mediante la comprensión y el intercambio de ideas.
Lenguaje, educación y ciencias cognitivas
Lenguaje y estudios históricos
Lenguaje y ciencias sociales
Lenguaje, estudios literarios y filosofía
El I Congreso Interdisciplinar de Lingüística de la Universidad de Chile está abierto para académicos, alumnos y exalumnos tanto de postgrado como de pregrado de cualquier Universidad o centro de investigación. Asimismo, se aceptan estudios realizados desde cualquier disciplina (literatura, filosofía, ingeniería, etc.) que tenga como elementos fundamental el lenguaje.
Si bien se admiten investigaciones en cualquier idioma, las presentaciones deberán ser en español y presenciales.
Este congreso posee una cuota de inscripción que se detalla a continuación: